Cada 13 de Enero revivo tu partida un golpe que no nos esperábamos. Es una de esas pesadillas que no pensé que se fuera a hacer realidad. Fuimos muy felices a tu lado y en mis recuerdos siempre vivirás, con esa sonrisa eterna y esa alegría que alegró mi vida mientras estuviste aquí.
Hay memoria fresca, pero muchos espacios vacíos. Uno de los momentos en los cuales más te extraño y te necesito, es cuando quiero encontrarle lógica a mis sentimientos, entonces quisiera más que nunca que estuvieras aquí, que me confirmases con tu experiencia que hay cosas en la vida que necesitamos vivir para seguir. Me hace falta tu voz, tu consejo y tu fortaleza. Miles de veces a lo largo de estos años me he sentado sola y en silencio, he pensado en ti, tratando de recrear con la lógica y un baúl de recuerdos, lo que tu dirías, los consejos que me darías si estuvieras aquí. Pero no estás, te fuiste 12 años atrás. Y por mucho que quiera a veces siento que nunca podré saber que dirías, que pensarías, o cuáles serían tus consejos.
Ese 13 de enero 2004, sentí que te habías ganado tu boleto al cielo. Nadie merece sufrir todo lo que tu sufriste, y aunque no supe que te ibas, ha sido a lo largo de los años que he sentido realmente tu ausencia.
Ese 13 de enero 2004, sentí que te habías ganado tu boleto al cielo. Nadie merece sufrir todo lo que tu sufriste, y aunque no supe que te ibas, ha sido a lo largo de los años que he sentido realmente tu ausencia.